Darse un paseo por las calles de Madrid, a los que somos de provincias, nos puede parecer asombroso. Siempre ves algo que te llama la atención.
Si, lo reconozco, parezco Paco Martínez Soria. El otro día me crucé con Maria José Cantudo. Y flipo.

Bueno, a lo que voy. El pasado jueves me di un garbeo por la zona de Gran Vía. Y descubrí el bar, discoteca, restaurante, que han abierto los de los 40 principales. No es original. Sigue la estela del Hard Rock, del Foster Hollywood o de iniciativas tipo Fnac, que venden tecnología, libros, música, Coca-cola y da conciertos.
Entré y me tomé un café. Estuvo bien. El lugar no destaca por nada. Pero está el logo de los cuarenta por todos lados y supongo que habrá un ambientazo los días de concierto.
Además, me gusta ver que las marcas se reinventan para ampliar sus negocios.
¿No hay una tienda en Nueva York con todo el merchandising de ‘emanems’?

Bueno, segui la ruta y encontré la tienda de Osborne. Estos ya no venderán brandy (que seguro que sí). Pero se han apropiado del concepto ‘español’, lo han unido a la imagen del toro, y venden de todo. En la calle Arenal cuentan con una tienda en la que tienes camisetas rojas y amarillas. Pero también pines, llaveros, banderines, camisetas, toros de metal, cascos de moto y todo lo que quieras. Todo con el anagrama del toro. Me parece que está bien pensado.
Bueno, y no puedo dejar de pensar en la historia que ha montado el Barça alrededor del Nou Camp. Me quedé a cuadros la semana pasada viendo a la gente haciéndose fotos con una pared en la que había una foto de Messi. Todos giris. A veces los seres humanos somos borregos… Pero ahí hay negocio.