El mundo del periodismo está cambiado. La revolución digital les pega de lleno y el negocio se les cae. Y del mismo modo que la industria y el turismo han tenido que reinventarse con la llegada de Internet, le toca a ellos, a los medios de comunicación.
Pueden quejarse. Pero es algo que le ha pasado a la industria del cine y la música, al sector turismo. En la misma situación están ahora mismo los taxistas, los hoteles, las empresas de telefonía (donde llamar por telefono y cobrar por las llamadas parece ahora algo subrealista)…
Bueno. Y también le toca a los bancos. El martes, Ana Botin señaló que el Banco Santander se prepara para la revolución digital. Botín señalaba a Google, Facebook o Amazon como sus principales rivales y competidores.
Deloitte ha presentado este mes el estudio titulado “Los contenidos diferenciales soportan los dispositivos tradicionales”, sobre los hábitos de consumo y las expectativas de los consumidores en su interacción con los medios de comunicación.
Y este estudio concluye, taxativamente, que los medios tradicionales están perdiendo relevancia respecto a los nuevos medios de comunicación que surgen de Internet. Internet se posiciona como el medio de entretenimiento preferido por los usuario del Estado, superando a la televisión. Que se están dejando comer la tostada, vamos.
Y la prensa escrita pasa «del quinto puesto al noveno, convirtiéndose en el medio menos valorado por los consumidores«.
La prensa, según el informe de Deloitte, ha perdido relevancia de forma evidente, incluso cuando hablamos de consumo de noticias a través de las ediciones digitales de los medios. Hay que tener en cuenta una circunstancia que se da en el Estado, y es diferente al de resto de países de Europa: el 93% de los usuarios afirma que no está dispuesto a pagar por el consumo de contenidos de noticias online.
Por todo esto, llega la hora de reinventarse ¿o morir? No lo creo, pero sí sufrir, mucho, mientras la deriva te lleva hasta el lugar donde vas a terminar (ahora mismo, el noveno y último puesto).
Hace unos días cenaba con un periodista al que aprecio. Ejerce de Director de Comunicación de una gran entidad, pero me señalaba su creencia en que «Internet ha matado al periodismo«. Le mostré mi desacuerdo con su afirmación, en base a una serie de argumentos. El resumen de mi negativa a coincidir con él, pasa por el convencimiento de que la prensa escrita no se está atreviendo a dar el salto. Siguen anclados en pensamientos viejos de autoridad. Creen que los modelos anteriores siguen vigentes, y no se dan cuenta de que tienen todos los mecanismos para salir triunfantes de esta batalla por ganar el futuro.
En el país donde vivimos, los portales de información más leídos son -sin discusión- los de los medios de comunicación tradicionales. Tienen credibilidad y tienen tráfico: millones de usuarios recurrentes. Tienen periodistas de primer nivel, con un nivel de preparación absoluto y una agenda llena de contactos. Y capacidad por lo tanto para crear contenido relevante.
Es decir, tienen todas las armas, pero están perdiendo la batalla. ¿Por qué? Porque la crisis está vaciando las redacciones, y la gente de nivel hace páginas como churros. En lugar de conquistar espacios en Internet, periodistas de raza se dedican a cuadrar planillos. Es como si ponemos a Arzak a limpiar la cocina, porque estamos en tiempos de crisis y hemos reducido personal.
Las apuestas por ganar espacios en Internet son demasiado tímidas. Vocento tiene Oferplan. Otros medios tienen también agencias de viajes, y múltiples intentos que debemos reconocer. Mis sensaciones y lo que aquí escribo hace más referencia a los tímidos intentos por ganar territorios informativos en Internet. Por hacer apuestas decididas que superen experimentos que cierran en seis meses si no encuentran publicidad (como si la publicidad en formato banner fuera la tabla de salvación de algo).
Para que quien se acostumbra al todo gratis se decida a pagar por información, la información tiene que ser percibida como valiosa. ¿Y quién puede hacer información de valor mejor que nadie?…
Televisión.
Con la televisión pasa algo parecido. Ahora bien. Creo que el sector audiovisual lo está intentando más (igual porque casi toda la tele que consumo llega a través del streaming de Yomvi).
La consolidación del streaming va a poner en jaque su modelo. Según Deloitte, la televisión es líder absoluto cuando el usuario busca información de actualidad. Saber de algo que está pasando en ese mismo momento. Pero, ¿que ocurrirá con el resto de la programación?
Los usuarios ya no quieren vivir sujetos a la tiranía de los horarios, de las pausas publicitarias. Y sobre todo, a la tiranía de una programación que aburre a las ovejas.
Según el estudio de Deloitte, «la televisión en directo no tiene rival en ninguna generación«. Pero ¿qué contenidos tienen que ser en directo? Esto lo digo yo: los deportes y los informativos. En absolutamente todo lo demás, el usuario no encuentra mayor valor en el directo que en el producto enlatado. Por lo tanto…
Youtube tiene mil millones de usuarios únicos al mes en todo el mundo, que consumen alrededor de 400 billones de horas de vídeo. Es un claro competidor de las televisiones tradicionales. Incluso yo díría que está en situación de ventaja y que el desarrollo tecnológico (amplitud del ancho de banda, smart TV, etc) juega su favor.
Muchas veces digo que las gracietas que hace Pablo Motos en su programa de El Hormiguero, las he visto antes en el show estadounidense de Ellen Degeneres, disponible en YouTube.
El director de deportes de Youtube para Europa, dijo recientemente en una conferencia ofrecida en Bilbao, que el 70% de los estadounidenses menores de treinta años que ven la televisión, ya no lo hacen a través de la televisión. Lo hacen a través de Youtube, de canales de streaming, etc.
El consumo de vídeo de más de cuarenta minutos, de alta alidad, en Youtube, está creciendo de manera exponencial.
Es hora de reinventar la rueda.