Tengo que reconocer que me ponen de mal humor las constantes innovaciones que sacan las empresas para hacerse un hueco entre las super-potencias. Google, Microsoft, Apple, Nokia… todas a la gresca, presentando contínuamente nuevos temas que supondrán la revolución.
Esta guerra ha llevado a presentar como revolucionarios ciertos nuevos desarrollos (como el Wave) que no estaban bien testados. Recuerdo que twitteé con Wave que era la primera vez que sentía que no necesitaba eso que me ofrecían. Era una mezcla de extrañeza y hartazgo, porque no termino de comprender algo y ya me muestran lo siguiente. ¿Es tan revolucionario el iPad? Posiblemente no. Lo que no me cabe duda es de que es carísimo para lo que ofrece.
Por eso me ha gustado la forma que ha tenido Google de demostrar fortaleza. Parecen de Bilbao, pues. Y es que han descifrado el algoritmo de Dios. Sí, no es broma. De Dios nada más y nada menos.
Más o menos la explicación es:
En el cubo de Rubick hay 43.252.003.274.489.856.000 posiciones posibles de las fichas. Pues todas ellas se pueden resolver en veinte movimientos o menos.
Es decir, el algoritmo de Dios es veinte.
Parece fácil, pero resulta que hace falta un super-maquinón para no tardar 35 años en descrifrar esto. Y Google lo ha conseguido en unas pocas semanas.
Es una manera ingeniosa, y les felicito. Me demuestran que son grandes (como si hiciera falta) y encima no me obligan a entender cómo funciona un nuevo software revolucionario.